Historia de su mecedora
Antes de llegar a la casa, frente al porche, existió un roble; frondoso como la juventud de los abuelos. Decía ella que allí había hecho el amor por primera vez; “con el abuelo”, puntualizaba. Para el abuelo, más prosaico, había sido un: “¡por fin consiguió tirarse a la abuela!”.
El comienzo fue el roble; después la casa, los hijos y más tarde nosotros, los nietos, quienes continuamos al abrigo de aquellas ramas. Ellos se amaron, a escondidas y a la luz de la luna cuando deseaban compartir su amor con el roble. Sus vidas giraron a su alrededor, hasta cuentan las malas lenguas que fue el lugar que la abuela eligió para ser infiel. Al abuelo nadie lo critica; murió joven, sin saber que un vendaval derribaría el árbol familiar. Pero ella, a la vez que romántica, fue una mujer práctica y con el roble abatido se hizo construir una mecedora; un mueble que nos acunaría, un vaivén de madera recia y noble, de raíces profundas a pesar de los vientos huracanados. A pesar de las ausencias: una, dos… y la abuela, tres. Recuerdos que se balancean como cuando ella nos contaba la historia de su vida.
32 comentarios:
Menuda historia Xose. Al menos la abuela conservo la esencia del abuelo en esa mecedora. Que bonito.
Un abrazo
Repleto de vivencias el recorrido de ese roble, primero protegiendo y luego acunando en un balanceo seductor, y es que de donde hubo...
Un abrazo
Una historia muy buena y un tanto lanzadita para la época ¿no?.
Así me gusta, una abuela con gancho.
Bikiños, queridísimo amigo.
Que buen final para el roble, una mecedora es un hermoso mueble, y esta además estaba cargada de recuerdos para la abuela ...
Muy linda historia
un abrazo
De alguna manera, somos el roble.
Nos balanceamos en mecedora y a la vez, sabemos qué somos.
!Salve al carballo!
Bicos, natalí
Preciosa historia. parece mentira; pero lo que no hayan visto los árboles no lo ha visto nadie, y encima convertir sus ramas en dos mecedoras es lo más.
Un abrazo
El alma de quienes amamos queda prendida, quizás desde un hilo, en las que fueron sus cosas más amadas.
Preciosa historia.
Un abrazo.
Hola Xose.
Has conseguido un relato precioso. El viejo roble, testigo de esa primera vez, convertido en testigo balanceante de las historias de la abuela. Un diez.
Bikiños.
Maat
Hola Xose,
Me alegro de que ese roble testigo de esas historias de amor, se convirtiera en una mecedora, porque es el mueble donde más amor se prodiga a los niños, que a su vez, se harán mayores y protagonizarán otras historias de amor.
Un relato precioso.
Un besito
Agitado como ese roble por el vendaval, me he sentido por tu relato, te expresas con unos giros encantadores y a veces de una caricia pasas a algo tan real como el lugar donde el abuelo se tiró a la abuela, o donde le fue infiel...
Bueno, Ud. lo debe saber, pero no está mal que insista: escribes de lo mejor!!!
un fuerte abrazo.
Evocador relato del principio y formación de una saga.Siempre la madera, causa común y componente importante, en la vida y muerte de las personas.
Bonito relato.
Un saludo.
Muchas gracias a todos, sin olvidarme de la conductora; que el hemos llenado el autobús de mecedoras. Cómo se nota que nos gusta el buen vivir...
Suerte a todos en el certamen. Ya la fui deseando en los comentarios, salvo a los que me parecieron demasiado grandes para poder enviarlos; pero por si alguno me quedó, insisto: que la suerte se reparta por igual para todos.
Bikiños e apertas
Estoy de paseo por los diferentes relatos dejando comentarios. Te toca Xosé A.
Tu mecedora tiene más historia que la mía, nacida de un roble que contenía vivencias íntimas. Si la mecedora hablaraaa...Buena imaginación que, junto con el sentimiento, son el alma para llegar a lo hondo.
El roble sabe más por viejo que por roble, jeje.
Bonito historia la que nos has regalado. Muy bien ligada. Me ha encantado lo de la abuela infiel. Que malo que eres.
Saludos
Precioso relato, me encanta como has pasado por las diferentes generaciones uniendolas por un punto común, la mecedora, que incluso antes de serlo ya formaba parte de la familia siendo mudo testigo del transcurrir de la vida de los abuelos.
Un beso de Mar
Precioso, paisano, el roble convertido en mecedora.
Cortito pero intenso. Me ha encantado.
Un beso.
Poquitas lineas y un millar de sentimientos perfectamente delineados.
Muy buena y entrañable tu historia, Xose. Ese vetusto Roble del que nació tu mecedora...
Me gusta muchísimo como nos lo has contado...
Un bikiño, ¡no, qué digo, muchísimos bikiños para tí!
Excelente relato, muy-muy bueno.
Lo he releído y no deja de encantarme, lo contaré a mis amigas.
Con tu nombre, claro.
Saludos.
Bueno, y con tu permiso, si me permites...
Claro que sí, Lou; no sólo tienes mi permiso, también mi agradecimiento por tu amable comentario. Es un halago, muchas gracias, a ti y todos por vuestros comentarios.
Bikiños e apertas
Bonita historia y un roble que de una manera u otra sigue amparando a la familia.
Tiene algo ¿Cómo te diría yo? Ternura… puede ser.
Besotes.
Paola.
XoxeAnton,
excelente metafora, la que hace referencia a ese balanceo,
Tèsalo
No sé que me gusta más: los robles (os nosos carballos) o las mecedoras.
De cualquier manera me has disparado directamente.
Bicos.
Y0 DE PUEBL0, Y0 DE TAC0S...Y0, ME QUED0 C0N LAS PALABRAS DEL ABUEL0, S0N LAS PALABRAS DE MI CALLE Y DE MI B0CA¡¡¡
P0R QUE TIRASTE EL ARB0L X0SE?
ESE ARB0L HUBIERA MERECID0 ESTAR T0DAVIA C0NTEMPLAND0 PARA QUE SIGUIERA C0NTAND0 SUS RECUERD0S¡¡¡
SALUD0S, X0SE¡¡¡
Ola Xose!!
A historia é preciosa e fai chegar todos eses sentimentos, esas vivencias, eses recordos..
precioso!!
bicos
Sara
xosé Antón
El Tiempo és tremendo...
Quando damos conta já passou.
pero temos que o agarrar...
um besito E Volta siempre...
a mi poesia e a mi blog de ARTE...
Me Encanta Espanha Mi madre eres Galega, da provincia de Orense...
Un relato precioso y muy intenso, vidas condensadas en lo que representa la madera de la mecedora, esa de roble.
¡Suerte en el certamen!
Un beso,
La mecedora ha sido uno de los muebles con más seguidores, creo que tienen un encanto especial y tú has sabido transmitirlo.
Un beso
Con cuatro líneas se puede construir una mecedora de recuerdos en el vaivén de la memoria.
Felicidades para mí que te leo.
Me ha encantado.
Ayyy, Xosé, una cosiña, que el cinco sea tu Fortuna, y te aseguro que nosotros copiamos de ellos, no al revés, en medio nos pasó la apisonadora medieval, tooo pecao, aiggg, ahora vamos a las Termas, volvemos a los orígenes, pokiño a pokiño.
!Salves de mi chico, Quinto-ya te considera un amigote- y un bico mío!natalí.
Hola Xosé.
Mil perdones por venir a lerrte tan tarde.
Me ha encantado este relato; es evocador y romántico (¡salvo lo de "tirarse a la abuela", que me ha hecho reír un montón!)
Un besote
Un texto a tu estilo, con mucha clase y personalidad.
La nobleza y la calidez de la madera hacen armonia con tus letras.
Un fuerte abrazo Xose y gracias por estar siempre.
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