enero 30, 2009

La Cabina


¡La cucaracha, la cucaracha...., ya no puede cami...! —Era la sintonía del móvil de Pepe.

—No te oigo, ya te llamaré más tarde...

El ruido, los bocinazos, el atasco del mediodía en todas las ciudades, no le dejaban oír. Se apartó a una zona más tranquila para refugiase del ruido. Allí había una cabina y al verla entró en ella.

¡La cucaracha, la cucaracha..., ya...!

—¿Sí...? sí, ahora te oigo mejor; dime.

Unos golpes en el cristal de la cabina interrumpieron su conversación. Con la mano indicó al individuo que estaba fuera que esperara un poco. Pero éste, con cara de pocos amigos, aporreó con más fuerza la puerta. Entonces Pepe, molesto, gesticuló de nuevo; en esta ocasión señalando un lugar determinado.

El energúmeno, enfurecido, abrió la puerta, agarró a Pepe por las solapas y le dio un puñetazo en toda la cara.

Pepe, tirado en la acera, atontado por el golpe, miraba cómo aquel tipo descolgaba el teléfono de la cabina; mientras lo seguía insultando.

—¡Chulo, chulo de m...!

Al otro lado de la acera, el móvil de Pepe, pitaba anunciando que se le había agotado la batería.
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Manifiesto por la solidaridad


Esta es una propuesta del blog http://cornelivs.blogspot.com/,para manifestarnos por la solidaridad, durante el viernes. Yo me uno al "Manifiesto por la solidaridad".


Discover John Lennon!


MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD

QUIENES SOMOS:

Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.

Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.

Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.

A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:

Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.


LES MANIFESTAMOS:

1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.

2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.

3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.

4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.

5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.

POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:

1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.

2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.

3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.

4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.

5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.

6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.

Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2009"
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enero 24, 2009

La vida de las cosas

Dama efímera

Sacrificio, habrá sacrificio. Dos movimientos para alcanzar el éxito, el mayor al que aspirar, y a uno del sacrificio. Un compañero de fila, dos columnas a la izquierda, comparte la misma suerte. Por la gloria, uno de los dos habrá de sacrificarse. El tiempo, la caída de bandera, otra amenaza. La mano inicia el movimiento, se ha dictado sentencia. Avanza el compañero, el será el sacrificado.

Adelante, un paso, dos; misión cumplida. El peón corona en Dama. Jaque, jaque mate; finalizó la partida. Vencidos y vencedores al cajón; allí, dónde todos son iguales. Fuiste Dama, Dama efímera.

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enero 21, 2009

Una noche de Luna nueva (relato solidario)

Resultado final; éste será el relato que envíe a relatos solidarios. Muchas gracias a todos, en especial a Ramón, el profe.

Una noche de Luna nueva
Dedicado a NELAKANTA

¡Ay, “rapaz”, qué “tunda” merecías! A quien se le cuente… Menos mal que estaba allí el regazo de la abuela, las caricias y su sonrisa, el refugio más seguro. Porque, madre, cuando creías que tocaba palo eran mimos y cuando parecían mimos; ¡zas!, palo. Coincidir con ella fue levantar las manos, esquivar los golpes. Después del descenso, del temor que estallaba dentro del pecho, cansado y humillado, ya no quedaban fuerzas para huir. Sorprendente abrazo. Desaparecido, toda la noche fuera de casa; sin que nadie supiese adónde puede llevar la cabecita de un niño y, ¡hala!, el peor de los temores: encontrarse con madre antes que con la abuela. Nunca otro abrazo como aquel, ni lágrimas más transparentes. La confesión se escurrió como la saliva, ¿quién no se conmueve? Duró eso, el tiempo de explicar la escapada.

—¿La Luna?, pero cómo se te ocurre, en una noche de Luna nueva...

Después la colleja, madre, que era imprevisible; aunque aquel día tuviese disculpa. Menos mal que abuela aguardaba con los brazos abiertos. Suerte.

Peor fue abrir los ojos y descubrir el Sol en lo alto, peor aún cerrarlos por las puyas del cegador mediodía; aceptar la frustración, la oportunidad perdida por quedarse dormido; el abatimiento y el temor a regresar con las manos vacías había sido mayor. Claro que... aún faltaba padre.

Por acostarse, de pie hubiera sido más fácil resistir despierto. Había alcanzado la cima a tiempo, antes que la Luna, con esperar bastaba. Pero los montes gallegos, en las noches de verano, no son camas; son paraísos de hierba fresca. Si a eso se le añade la agotadora subida, más empinada y larga de lo previsto, ¿quién se resiste? Un niño no; ni dolorido y escocido por saltar desde la ventana. Para salir sin ser visto no se podía utilizar la puerta. Gracias a la poca altura —aunque desde el aire pareciese eterna—, la “culada” y los trompicones no acabaron en tragedia; los calores acompañaron hasta lo alto del monte y más allá.

Sin padre a la vista, discurrió la tarde; casi se había olvidado el suceso. Pero nada más acostarse, entró en la habitación. Se fue directo a la ventana, a cerrarla. Al volverse, sus ojos quemaban más que la luz del Sol.

—Ni se te ocurra escapar otra vez, y menos por la ventana; cuando quieras la Luna, me la pides a mí, que yo te la daré.

Si no fuese por el miedo, sabría que la intención de ir a buscar la Luna, justo cuando pasaba a ras del monte, era para regalársela a la abuela. Aquel “yo te la daré” dolía sólo con oírlo.

Nunca he vuelto a intentar alcanzar la Luna, por lo menos de esa manera. Pero ¡ay, “rapaz”!, ¿dónde perdiste aquella inocencia?. ¿Dónde?, aunque sólo fuese por mantener vivo aquel brillo especial que refulgía en los ojos de la abuela cuando madre se lo contó.
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enero 16, 2009

París florece en invierno



Amigo mío, te has enamorado. No es posible que dos semanas después de llegar a París, un París frío, lluvioso y cenizo, como tú mismo lo describías en la primera carta, se convierta de pronto en un paraíso de sol, campos verdes y flores. Tú te enamoraste. Ni París florece en invierno sin motivo.
No lo sé, resulta muy fácil hablar de amor, del ajeno ¿Y qué otra cosa puede ser si no?, dime. Es cierto que París se parece a una mujer, bella, dolorosamente bella, un rayo de luz en el que cabe la inmortalidad; pero cómo le voy a llamar amor si lo que siento es deseo. Sí, bastó una mirada; demasiado efímera para sostenerla, pero suficiente para desearla y soñarla cada día, cada hora, a cada instante. Hasta las costuras, te has enamorado hasta las costuras.
Insistes a pesar de que tu convencimiento no me alivia ¡Cállate!, no es a mí a quien tienes que decírmelo, sino a ella. Háblale, dile como es, sé su espejo, en él que con más nitidez pueda verse.
¡Ay París! Pero es que no te das cuenta. Cómo voy a mostrarle mi deseo si me condena tan sólo por mirarla ¿Le digo que al contemplar sus Campos Elíseos tiemblo ante su Arco de Triunfo? Siento y oigo, caricia a caricia y beso a beso el ascenso a Montmartre; los latidos de mi corazón se confunden con el suyo que es sagrado. Cuánto daría por transformar en infinito, despacio, muy despacio, hoja a hoja, pétalo a pétalo, su Jardín de Versalles; oler y saborear cada flor como si en ello me fuera la vida (que se me va), hasta que la eternidad se convulsione y nos convierta a los dos en uno ¿Se lo digo? ¡Qué si se lo dices!, sube a la Torre Eiffel y grítaselo con todas tus fuerzas, para que lo oiga Francia entera.
Ahí ya estoy, en lo más alto, con ella iluminada igual que las noches más oscuras. Pues adelante, sé valiente y convéncete, de una vez, que a lo que tú llamas deseo en París es amor.
Agradezco tu amistad y los ánimos que me das, pero, entrañable amigo, ya ha pasado el tiempo del asalto a las Tullerías; ya no resulta placentera la toma de la Bastilla si ella no disfruta con su entrega. Las orillas del Sena, con sus puentes o sin ellos, han de ir de la mano.
Tú sabrás, La Libertad es una dama esculpida a cincel, condenada a ver fluir las aguas del ocaso de París. Lo sé, lo sé; y Notre Dame el comienzo en una isla inmóvil en medio del río.
París es París y aunque florezca en invierno, no permitirá que le amen sus damas sin nada a cambio. Y si eres tú quien está en lo cierto, si este deseo fuese amor, antes de que el dolor sea insufrible, enterraré mi corazón al pasar por Montparnasse, camino del aeropuerto. Me quedaré tan sólo con su sonrisa y su hermoso recuerdo. Tranquilo, no tengas prisa, date un tiempo y, si es preciso, espera que París venga a ti; porque si el amor duele, más duele su ausencia.
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enero 10, 2009

Ejercicios del Taller: Instrucciones para cascar una nuez

En época de nueces, no está mal aprender a cascarlas. Decía el abuelo de mi compañero de clase, sin que le cayera el “Celtas” de la boca, que las nueces son como las personas: duras por fuera y frágiles por dentro, y aunque algunas estén vacías; por fortuna, son las menos. Es decir, no es necesario pasarles con un camión por encima para abrirlas; al contrario, se requiere ajustar la presión a la resistencia cáscara.

En la actualidad existen diversas herramientas que nos ayudan con la tarea, pero una mayoría requiere que sea la nuez quien se adapte a la medida del cascanueces y no al revés. Del corazón de lata que traen algunas para el mismo fin no quiero ni hablar; me parece una absoluta falta de sensibilidad.

Recuerdo al anciano, como nos acompañaba hasta el nogal; la ilusión que nos provocaba cuando nos incitaba a buscar alrededor del árbol; mientras, él aguardaba sentado, con la espalda apoyada en el tronco. Si alguno de nosotros se quejaba, insistía: fijaos bien, removed las hojas, que esta noche hizo viento y cayeron más que de sobra.

Aquello si era cascar nueces; sujetarlas entre las manos callosas y arrugadas, pero con la fuerza, todavía suficiente, para que se abrieran sin romperse. Cuando alguna se resistía, las más tercas, las apoyaba en una piedra y con el bastón le atizaba el golpe medido y certero para que el fruto se dividiera en dos mitades iguales. Después, con la punta de su navaja de mango tallado, lentamente y con una paciencia de santo, iba retirando la piel para dejar al descubierto el corazón tierno y blanco. ¡Qué sabroso! Ansiosos, esperábamos ansiosos que terminara, pero él no tenía prisa; mientras las pelaba, siempre con el “Celtas” colgado de sus labios y las bocanadas de humo en ascenso, nos iba contando un cuento. En la mayoría de las ocasiones, repetido como el sabor de las nueces.

Éramos muy pequeños, pero aún así, no lo hemos olvidado. Sabemos de la importancia de abrir la nuez con las dos mitades de la cáscara enteras. Con ellas, rellenándolas de cera y con un palillo a modo de mástil, construíamos nuestros barquitos de vela. Capitanes de ilusiones gracias a un abuelo.

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enero 09, 2009

Mentira


Grandeza de la infinita necedad,
que tienta la debilidad insana.
Fugaz refugio de la angustia humana,
de almas que se debaten en soledad.

Prisionera de la oscura falsedad,
que encanta, con dicha efímera y vana,
las mentes que huyen hacia otro mañana,
confundidas por indicios de maldad.

Arma traicionera y de doble filo,
que a los inocentes tienes en vilo,
nadie contigo quiere grandes lazos.

Pues mentira, aunque no tenga fin tu hilo,
por muy interesante que sea tu estilo,
no eres verdad ni tan siquiera a plazos.
***

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enero 06, 2009

Si y No (una sonrisa, venga, sí..., o ¿no?)

Probablemente, que probablemente; seguro, no es el tema más apropiado para la noche de Reyes, pero quería regalaros algo y pensé que una sonrisa sería un buen regalo. A ver si lo consigo.

Sí y NO

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—¿Sí?

—No

—Sí

—Noo

—Síí

—¿Oooh!

—¡Yaaaaaa!

—¿Ya?

—Sí

—¡Nooo!

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enero 03, 2009

Disculpas

Lo siento, he puesto el blog patas arriba. Intentaré ir recuperando lo que pueda.

Perdonad las molestias.
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enero 02, 2009

Año Nuevo, vida...


Eso creí hoy, cuando entre en el bar. La mesa pequeña, de dos plazas, en la que suelo tomar el “carajillo” mientras escribo unas palabras para subir al blog, fue invadida por seis mujeres que medio asaltan otras cercanas, al robarle sus sillas. En la hilera próxima a las ventanas no hay sitio y, obligado, me siento en la otra punta del local; en la fila vacía, frente al lugar de siempre. Desde allí, la perspectiva da un vuelco, ni las imágenes diarias resultan familiares; luces y sombras parecen encaprichadas en convertir lo viejo en nuevo. Pero todo es apariencia.

A mi izquierda, cuatro ancianas charlan a gritos; enfrente, otras tres mujeres de mediana edad, conversan bajito, o eso intuyo por los gestos y porque se acercan para oírse. En la mesa contigua, más a la derecha, dos jóvenes escoltan a una chica tres o cuatro años mayor que ellos; parecen adorarla y ella, halagada, reparte sonrisas. Después de estos, el grupo del que hablé; ruidosas a veces y otras entre susurros. Varían y modulan sus palabras como sus edades, sonríen y muestran gravedad en los gestos, con la rapidez que gesticulan sus manos.

Un barullo de voces y ruidos, indescifrable, entre los que se cuela el mismo programa de los tres o cuatro televisores que cuelgan de las esquinas, situados a propósito, para que nadie se escape de su canibalismo mental.

A mi espalda, en la barra, situados de modo estratégico, un banco sí y otro no (puedo afirmarlo sin necesidad de mirar); los hombres, más descuidados de presencia que las mujeres, leen el periódico deportivo, acarician sus consumiciones, cerveza en la mayoría de los casos; o se van con la vista detrás del culo de la camarera. Una melena y una sonrisa de cine; muy guapa de cara, pero de andares y formas hombrunas. A pesar de unos pechos bien parados, las caderas y la cintura no son femeninas; da igual, los ojos del deseo ven mucho más allá.

Con el “carajillo” a medias y el relato sin decidir, una pareja joven, con un niño pequeño, dos o tres años, ocupa la mesa pegada a la mía. Apago el pitillo y cierro la libreta.

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