enero 25, 2011

Stupidocracia

Existió hace mucho, mucho tiempo, un pueblo en el que sus ciudadanos se ataban un brazo a la espalda, doblan una pierna para andar o se vendaban un ojo. Quienes los visitaban se preguntaban por qué actuaban de esa manera y, seguros de sí mismos, con mucho orgullo, a todos les respondían lo mismo:

-Se trata de nuestro sistema de gobierno, único e incomparable. Cada cierto tiempo -el que lo contaba no se acordaba del número de años- se eligen a nuestros gobernantes a mano levantada y, para que nadie haga trampas, es obligado atarse la otra a la espalda. Lo de la pierna y el ojo, tienen ese mismo origen. Como unos levantaban la mano derecha y otros la izquierda, acabaron asociándose de esa forma dando como resultado la formación de dos partidos; los de derechas y los de izquierdas. Esto llevó a que los líderes, para demostrar su valía y honestidad, adoptaran el compromiso público de no sólo atarse el brazo, sino también la pierna e, incluso, se vendaran el ojo correspondiente. Salvo los oídos, esos debían estar siempre limpios y despejados, para no sólo oír, sino escuchar cualquier orden a ejecutar. Como puedes comprobar -explicaban al visitante, enseñándole las estatuas de sus gobernantes-, todos tienen un ojo vendado (los había incluso con el brazo y la pierna atados al mismo tiempo, pero esos eran los menos). Y a la lógica pregunta de ¿y los del centro?- Según se cuenta, los del centro se vendaban la boca o si no se ponían bragas o calzoncillos de castidad.

-Vaya, sabía lo de los cinturones o las bragas de castidad, pero lo de los calzoncillos no. -le dije a quién me estaba contando semejante disparate.

-Pues, te parecerá mentira; pero por lo que he oído contar de ellos, los hombres eran más partidarios de utilizar los calzoncillos y, en cambio, las mujeres preferían taparse la boca; o por lo menos parece que esa era la creencia más generalizada.

-¿Y sabes qué sistema de gobierno era?

-Sí, claro; según comentarios de quienes los visitaron, le llamaban: Stupidocracia.

-¿Estupiqué?

-No te rías -me corrigió-, hace mucho, mucho tiempo que desaparecieron.
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