diciembre 27, 2009

Queridos Reyes Magos:




Queridos Reyes Magos:
 
Este año, en mi carta, me gustaría pediros un muy FELIZ AÑO NUEVO, pero como vosotros llegáis el día 6, me conformaría con que trajerais un buen “paquete” de Responsabilidad a repartir entre todos los órdenes sociales. Sentido Común y una “mica” de Conciencia no nos sobrarían tampoco, aunque supongo que sería pedir demasiado y como todos sabemos, por activa y por pasiva, estamos en tiempos de crisis (una pena que en tiempos de bonanza no ocurriera otro tanto). No, no pierdo la esperanza de que, entre tantos regalos, os quepa un “poquito” de Sentido Común; quizás la Conciencia sea más cosa de Dioses que de Reyes, lo comprendo. De cualquier manera, dejaré mis mejores zapatos junto a la chimenea, con la misma ilusión de siempre; y no faltarán el vasito de leche y las galletas, contadas, eso sí.
 
Vuestro niño de toda la vida…
 
GENEROSOS REYES A TODOS Y…
feliz año nuevo
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diciembre 06, 2009

Menudo Belén


 Lo siento, no llegué a tiempo con el relato y éste  que subo era demasiado largo para el Sábado de Mercedes. Por eso incluyo Menudo Belén fuera y como relato de temporada. ¿Me disculpas, verdad, Mercedes?

Menudo Belén



‑¿Papá, te puedes quedar con el niño?
No, pero dijo que sí ¿A mediados de diciembre qué otra cosa podría decir?
‑Tengo que hacer unas compras... aún no le tengo los reyes...
‑Ya, vale, vale ¿Lo traes tú o voy yo por él?
‑Si puedes venir me haces un favor, así ganaré tiempo, estoy aún sin arreglar...
No, claro que no podía, pero también dijo que sí. Hay favores ineludibles.
‑Dale antes la comida, ya sabes lo mal comedor que es.
Con la mano barrió el tablero arrastrando las piezas hacia la caja, y una detrás de otra fueron cayendo dentro. Ironías de la vida, allí eran todas iguales, no había diferencias entre reyes y vasallos.
Adiós venganza, ahora que había repasado la defensa Siciliana contra el gambito Morra que el palurdo de Anselmo le jugaba. Casi siempre le comía la dama en alguna de sus estúpidas celadas, no había partida en la que no encontrase una descubierta con la que dejarle en ridículo. Su hija, oportuna como siempre, había elegido el mejor día para salir de compras, precisamente a la hora de su partida en el centro social. Qué suerte tenía el muy cabrito, otra vez se le escapaba vivo.
Se puso el abrigo y los guantes. Iría a pie, no le gustaba demasiado sacar el coche, sobre todo por culpa de los atascos. Además la casa de su hija tampoco quedaba muy lejos. De paso aprovecharía para pasar por su esquina preferida, seguro que a Fermín aún le quedaban castañas para asar y las estaría vendiendo. Tendría que dar un pequeño rodeo, pero siempre lo había dado. Cada vez que subía la calle y se acercaba a la esquina del castañero le recordaba su niñez, cuando se pasaba horas maquinando como conseguir el duro que le iba a costar el cucurucho del día siguiente. Afortunadamente, en 24 horas solían ocurrir muchos milagros y casi nunca le faltó el dinero para calentarse las manos y la barriga. Las pocas veces que se acercó con el bolsillo vacío tuvo suerte, el padre de Fermín, castañero también, nunca lo dejó sin castañas.
Tenía un recuerdo entrañable de aquel olor que salía a recibirlo, salvo los caprichos del viento, siempre lo esperaba una manzana antes. Por él sabía cuando las castañas estaban en su punto, ya casi le quemaban antes de llegar. Reconoció aquel aroma cuando estuvo a la altura del semáforo, las estarían sacando del fuego.
‑A mí dame un cucurucho bien caliente Fermín.
‑Anda ¿y tú por aquí... ?
‑Tengo que ir a buscar a mi nieto, he de cuidarle mientras su madre no está.
‑Ahí tienes.
‑¡Queman!
‑Las sigo asando con fuego, como siempre.
‑Ya veo, ya...
‑No, no te las cobro, es un regalo para el crío.
‑Gracias, le diré que son de tu parte. Si no nos vemos antes, felices fiestas.
‑Igualmente, felices fiestas.
Recogió al niño y salió a la calle, se distraerían mejor paseando por el parque.
‑¿Nos sentamos un poco en este banco?
‑¿Ya estás cansado abuelo?
‑No, que va, pero tengo aquí unas castañas asadas que me dio Fermín para ti...
‑Están muy sucias, no me gustan.
‑Sucias no, eso es que están bien cocidas y ricas.
‑No, yo quiero ir a El Corte Inglés.
‑¿Adónde? ¿Para que quieres ir? Daremos un paseo por aquí...
‑Llévame abuelo.
‑Está muy lejos y hace mucho frío...
‑Quiero ver a Papá Noel.
‑¿Papá Noel? Entonces no hace falta ir tan lejos, seguro que también está por aquí en algún sitio. Alcampo y Carrefour están más cerca.
‑Dijo la tele que estaba allí.
‑Ya, pero también estará en otras tiendas.
‑A Carrefour y Alcampo van a ir los Reyes Magos, pero Papá Noel está en el Corte Inglés.
‑¿Quién te dijo eso?
‑Lo sé yo abuelo. En Alcampo y Carrefour pueden aparcar gratis los camellos y en El Corte Inglés no.
‑¿Tú crees? Si es por eso a mí no me parece una razón suficiente. Papá Noel trae un carro tirado por un montón de renos.
‑Pareces tonto abuelo. Los renos vuelan y pueden tener el carro en el aire sin que los vean.
‑¡Ahhh! No me había dado cuenta ¿Quieres castañas, se van a enfriar?
‑¡Boh! No, ya te lo dije. Quiero ir a El Corte Inglés.
Les quedaba bastante lejos, tendrían que coger un taxi o ir a por el coche. Mientras pensaba, jugaba con una castaña, le daba vueltas con la mano para que se enfriase. Un niño que pasaba quedó mirando el baile del fruto.
‑¿Te gustan las castañas? ¿Quieres?
‑Mucho, sí.
‑Toma
‑Todas no abuelo, que son mías.
‑¡Ah! ¿Pero tú también quieres?
‑Ahora sólo quiero una, pero guárdamelas para más tarde.
Lo pensó mejor, iría a pie. Así no sufrirían tanto tiempo las aglomeraciones de los hipermercados. Vaya tarde, con lo bien que estaría jugando la partida de ajedrez.
‑No me dijiste porque querías hablar con Papá Noel.
‑¿Me llevas, sí?
‑Si me dices lo que le vas a pedir...
‑Le voy a pedir el juego Sabelotodo.
‑¿Sabelotodo? ¿Y eso qué es?
‑Son cartas mágicas que dicen donde están las cosas. Con ellas sabré dónde está papá.
‑¿Dónde está... ? ¡Ahh! ¿Quieres las castañas? Ya casi están frías.
‑Abuelo te dije lo que le pido a Papá Noel, ahora me tienes que llevar.

***

Un responsable del centro comercial explicaba a un nuevo colegio las bases del concurso "Belén Viviente", actividad que formaba parte de la promoción navideña de aquel año.
‑...En el folleto vienen las instrucciones, pero resumiendo; a cada niño se le asignará un personaje del "Belén Viviente" que tendrá que buscar entre los clientes que voluntariamente accedan representar. Para que no falte nadie, cada vez que una de las personas tenga que irse, el niño deberá encontrarle sustituto y así sucesivamente hasta que alguno de los concursantes no sea capaz de encontrar a nadie que le dé vida a su correspondiente figura. Como podéis comprobar, el decorado y los animales ya están, sólo faltan las personas. Que cada niño se acerque a recoger la ficha de su personaje, cuando la tenga, todos tendrán 15 minutos para completar el "Belén Viviente" y a partir de ahí dará comienzo el concurso...
‑¿ Tere a ti que personaje te tocó?
‑¡Jo! Baltasar, el rey negro...
‑Alguno habrá, peor me tocó a mí, tengo que buscar a la virgen...
‑¡Qué mala leche tienes Paco!
‑Es un estúpido
‑¿Tere, Luis, Paco dónde os habéis metido, qué hacéis? Dejaos de tonterías
que no tenemos más que quince minutos.

***

‑¿Quieres ser un pastorcito?
‑¿Abuelo, me dejas hacer de pastor?
‑¿Pero no tenías que hablar con Papá Noel?
‑Sí, pero lo buscamos después, ahora quiero ser pastorcillo.
‑Por favor, sólo es un momento, hasta que encuentre otro niño, sino perdemos el concurso.
‑Vale, pero no te quejes después si te cansas.
‑No, no me canso.
Mientras contemplaba como vestían al niño con ropas de cartón para darle la apariencia típica de los pastorcillos del Belén se le acercó su yerno.
‑¡Hola!
‑¿Qué haces tú aquí?
‑Necesito hablar con usted.
‑Precisamente ahora.
‑Llevo casi dos años sin ver al niño.
‑Ni se te ocurra.
‑Tiene que ayudarme, quiero a su hija, y si no hice nada es porque tenía la esperanza de que se le pasara el enfado. Pero yo solo no puedo, ni tampoco estoy dispuesto a renunciar a mi hijo.
‑A buenas horas mangas verdes... Qué oportuno eres hijo ¿No encontraste mejor momento?
‑Acabo de hablar con ella y sigue en sus trece, se ha empeñado en que miento y yo siempre le dije la verdad.
‑¿Está aquí? Por Dios, lárgate, que no te vea conmigo.
Si llegasen a coincidir los cuatro, su hija no se lo perdonaría, no quería ni pensarlo.
‑¿Me ayudará? ¿Podrá hacerlo?
‑¡Vete de una vez! ¿Es muy gordo lo que le has hecho?
‑Nada, no le hice nada y no sé lo que le pasó. Me empezó a llamar mentiroso y eso no es cierto, siempre le dije la verdad.
‑La verdad, la verdad... queréis jugar a ser dioses y no sois más que unos niños mal criados.
‑Eso no es verdad...
‑¿Pero aún estás aquí? Intentaré hablar con ella, pero sal de mi vista, no quiero verte más.
Cuando miró de nuevo hacia el belén no vio a su nieto, en su lugar había otro niño. El corazón le empezó a latir con más fuerza, la camisa le apretaba el cuello, tanta gente le quitaba espacio, le faltaba aire. Aspiró con todas sus fuerzas, mientras parecía como si hablase mentalmente con alguien invisible.
‑"Ahora no, ahora no, dame un poco más de tiempo... tiene que estar por ahí entre la gente..., espera que lo encuentre..., el tiempo de buscarlo nada más..."
Nadie le sabía decir por donde se había ido, sólo que se marchó con el traje de cartón puesto y sin avisar. Pensaba más deprisa que latía su corazón.
‑¿Papá Noel, dónde está Papá Noel?
‑Por allí señor, no empuje...¡Qué bestia! Menudo pisotón....
En el regazo de Papá Noel había un pastorcillo de Belén, suspiró hasta que se desinfló, el corazón también aflojó su ritmo. Ya cabía dentro de la camisa.
‑¿Le has pedido a Papá Noel lo que querías?
‑Sí, y dijo que me traería el juego.
‑Entonces nos vamos.
‑Todavía no abuelo, quiero ir otra vez al belén.
‑Ni hablar.
‑Tengo que devolver la ropa de pastorcillo...
‑Es un regalo por hacer de pastor..., vamos, tenemos que irnos.
‑Pero yo quería ver el belén...
‑Te llevaré a un sitio donde lo podrás ver de un tirón.
Decidió terminar la tarde en el centro social.
‑¿Abuelo, es este el belén que decías?
‑Sí ¿te gusta?
‑Un poco, este tiene las figuras de plástico.
‑Para que no se cansen tanto.
‑Dame otra castaña.
‑Ya no quedan ¿Tienes hambre?
Entre bocado y bocado, el niño fue descubriendo el blanco y negro del ajedrez. Mientras miraba como comía pensaba en lo que le había ocurrido en el centro comercial. Aún no se lo creía.
Al día siguiente compró un ramo de rosas rojas y fue otra vez al portal del edificio de su hija, pero esta vez no subió al tercero donde vivía, se quedó en el segundo. Llamó a la puerta y le abrió una mujer de su edad más o menos, quizás más joven pero no mucho.
‑¿Cómo te atreves a llamar a esta puerta?
‑¡Hola! ¿Puedo entrar?
‑¿Acaso ya no te acuerdas?
‑Ya soy viejo, cada vez me cuesta más recordar, apenas me queda memoria. Pero me alegro de que tú la sigas teniendo tan lúcida como cuando nos conocimos.
‑¿Qué quieres?
‑Necesito que me ayudes.
‑¿Ayuda, a mí me vienes a pedir ayuda? Chocheas.
‑Por favor, déjame entrar antes de que me descubra mi hija, o tendré que estar otro tanto tiempo sin volver.
Abrió la puerta del todo y se apartó para dejarlo pasar.
‑Has cambiado mucho, antes no me intentabas ligar con flores.
‑¿Las flores? ¡Ah! Perdona, no son para ti. A eso venía, se trata de ayudar a mi hija, como sabes ya va para dos años que está separada del marido. Son tan bobos como lo fuimos nosotros. El quiere volver pero ella no lo acepta, necesita que le echemos una mano.
‑Para, para, que no te entiendo ¿Qué quieres decir?
‑Es muy sencillo, tú le entregas este ramo de rosas a mi hija y le dices que crees que es para ella. Le dices que desde hace casi dos años estás recibiendo flores de alguien que no conoces. Creo que si logras convencerla de que se trata de un error, de que las rosas iban para el tercero en vez de para el segundo...
‑Estás loco.
Le puso el ramo en la mano sin esperar a que lo aceptase, y mientras se despedía, sacó una flor y se la puso en el bolsillo de la bata. Sin escuchar las protestas salió y cerró la puerta.

***

‑Entonces usted era amiga de mi madre.
‑Hasta que conocimos a tu padre, primero fue novio mío hasta que en un abrir y cerrar de ojos se casó con tu madre. Nunca más nos hablamos mientras ella vivió, ni tampoco después. No fui capaz de perdonarles.
‑Lo siento.
‑Tu no tienes la culpa, y ellos, por desgracia, también lo pagaron muy caro.
‑No se como agradecérselo, las flores si son para mí, lo sé por como me llama en la tarjeta.
‑Me alegro de haber resuelto el misterio, aunque te tendrás que conformar con este ramo, los demás ya se han marchitado.
‑Muchas gracias, creo que acaba de salvar mi matrimonio.

***

El día de Nochebuena por la tarde recibió una llamada de su hija, lo invitaba a cenar, pero con la condición de que aceptase compartir la cena con la vecina del segundo.
‑Espero que lo comprendas, me ha salvado el matrimonio. Me gustaría mucho que vinieses, pero si no quieres venir lo comprenderé.
‑Al contrario, si es cierto lo que dices, seré yo quien le esté agradecido. Lo importante es que tú estés bien. ¿Y el niño, qué tal con su padre?
‑Ahora te lo paso.
‑Abuelo ¿Vienes a la Nochebuena? Ven y jugamos una partida, ya le hice "jaque hale" a papá.
‑¡Jaque mate!

***

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diciembre 04, 2009

Lotería





Desde su blog, Maat comparte su suerte y me cede el testigo para que continúe con este número de la fortuna, que pone en juego Carlos desde su blog: Alas de plomo.
 
A su vez, desde aquí, le doy otro empujón para que la fortuna llegue a los blogs:






...y que la suerte siga rodando.
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diciembre 01, 2009

¡¡¡Muchas Gracias!!!




Sí, muchas gracias..., a los que me dejasteis comentarios de ánimo como a los que me los enviasteis por e-mail; muchas gracias a todos. Para mí ha sido una auténtica lección de humanidad; quizá por prejuicios, pero nunca imaginé que a través de este medio se podría conocer a gente tan entrañable. Me habéis conmovido y estoy muy agradecido de formar parte de este magnífico grupo que comanda Ramón.


Aunque no estoy restablecido del todo, la mejoría se nota a cada jornada; con un poco de suerte, se puede decir que ya he vuelto. Despacio, intentaré la puesta al día; leyendo y disfrutando de vuestros blogs, como siempre.
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octubre 28, 2009

Disculpadme esta ausencia forzosa...




Recordando a nuestro ilustre padronés, estoy jodido, que no es lo mismo que estar jodiendo. Bastante jodido; no es grave, pero sí muy doloroso. Tengo el nervio, que va desde la espalda hasta la mano, inflamado; la mitad de los dedos dormidos y toda la parte izquierda es un universo de estrellitas. Me han "colocado" literalmente a base de calmantes y, al parecer, requiere un tiempo; pero con la alegría de que no es nada grave. Hablan de dos meses, más o menos; uno ya está fuera, por lo que falta menos para reencontrarme con todos vosotros.

Os agradezco las palabras de ánimo que me dejasteis en la entrada anterior y en el correo. A todos, muchas, muchas gracias.

Bikiños e apertas (éstas últimas, muy suaves, por favor) :)
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octubre 05, 2009

5000


5000 visitas
y
más de 100 amigos


Gracias, muchas gracias...
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octubre 02, 2009

Sábados de Mercedes: Historia de su mecedora

Historia de su mecedora

Antes de llegar a la casa, frente al porche, existió un roble; frondoso como la juventud de los abuelos. Decía ella que allí había hecho el amor por primera vez; “con el abuelo”, puntualizaba. Para el abuelo, más prosaico, había sido un: “¡por fin consiguió tirarse a la abuela!”.

El comienzo fue el roble; después la casa, los hijos y más tarde nosotros, los nietos, quienes continuamos al abrigo de aquellas ramas. Ellos se amaron, a escondidas y a la luz de la luna cuando deseaban compartir su amor con el roble. Sus vidas giraron a su alrededor, hasta cuentan las malas lenguas que fue el lugar que la abuela eligió para ser infiel. Al abuelo nadie lo critica; murió joven, sin saber que un vendaval derribaría el árbol familiar. Pero ella, a la vez que romántica, fue una mujer práctica y con el roble abatido se hizo construir una mecedora; un mueble que nos acunaría, un vaivén de madera recia y noble, de raíces profundas a pesar de los vientos huracanados. A pesar de las ausencias: una, dos… y la abuela, tres. Recuerdos que se balancean como cuando ella nos contaba la historia de su vida.


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Mi imagen favorita

Vistiéndose de noche

Dibujo que Chu me dedicó

Enlace con su Isla y su Arte:
AMANECE EN LA ISLA


Bikiños y un achuchón muy fuerte


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septiembre 29, 2009

Hablaban de amor...




Hablaban de amor en la mesa de al lado y eran las diez de la mañana. Mi hora de engañar el nuevo día con la vieja rutina del café y el periódico. Estaba acostumbrado al trasiego de los coches que se veían a través de la ventana; al trasiego de clientes, camareros y cajas registradoras; me había acostumbrado al ajetreo y, a la vez, éste aislaba mi mesa en un rincón de tranquilidad y sosiego.

Cuando aquella pareja, que ni siquiera puedo describir, pasó a mi lado y ocupó la mesa que quedaba a mis espaldas, no imaginé que me iban a atrapar en una conversación ajena. Por educación, me había esforzado en no escucharlos, pero el volumen de sus voces era demasiado alto para dejar de oírlos. Te quiero, le decía él. Lo sé, y yo a ti; correspondía ella a sus palabras.

Hablar a esas horas de dinero, de trabajo, de la carencia de éstos en mayor medida; de política, religión, etc.; es una manera de masticar ruidosamente el desayuno. A pocos les importa ser oídos, porque pocos son los que escuchan. Pero aquel modo de alimentarse me resultaba perturbador. Vi como te tocaba el culo y no me gusta que ese cabrón te sobe. No seas celoso cariño, sabes mejor que yo que no puedo evitarlo; ¿qué quieres que haga? Ya, pero me jode que actúe como si tuviese derecho de pernada. La sensación de que el café estaba muy cargado aumentaba por momentos. También a mí, ¿cómo quieres que te lo diga?; necesito el dinero para la hipoteca, mi marido está en paro y él paga bien. Así paga cualquiera. Por favor, no seas niño; no soy más que otro de sus caprichos, como lo fue Julia, Elena..., y tantas otras; si lo sabré yo. Ya, pero… Pronto encontrará un nuevo juguete y habrá pasado todo. Y mientras tanto, ¿lo nuestro qué?

Si pudiera esconderme entre las hojas del periódico, creo que lo haría. Ataba la vista a los titulares para no caer en la tentación de mirar hacia atrás. Desconocía la razón, pero me negaba a conocer a los protagonistas de aquel idilio. Algo dentro de mí me decía que aún no estaba preparado ¿Preparado para qué?, no lo sé. Tan sólo quería evitar que sus asuntos fueran los míos. ¿Lo nuestro? Sí, lo nuestro. Bobo, si serás bobo. Te deseo y no aguanto más. Y yo, mira como me pones, estoy toda mojada. Apuré el café, temía estar sufriendo una hiperacusia no dolorosa, o sí, ¿quién lo sabe? Veámonos después del trabajo. No, hoy no; lo más seguro es que tenga que quedarme hasta tarde. Busca una disculpa. No puedo, por favor, no insistas; necesito poner al día la facturación de los últimos pedidos. ¿Y me vas a dejar así? ¡Uff!, ¡cómo estás!; pasado mañana, nos vemos pasado mañana; mi marido se va de pesca y no vendrá hasta la noche. ¿Pasado mañana?, imposible, mi mujer tiene una cena de la empresa y he de cuidar de los niños.

Pedí la cuenta.

–¿Ya se va?
–Sí, hoy tengo que irme.
–¡Qué raro! Es la primera vez que lo veo con prisa.
–¿Te has enamorado alguna vez? –no pudo más que abrir la boca para dibujar un enorme y silencioso “qué”? –yo sí, pero hace mucho, mucho tiempo.

El “qué” se convirtió en “ah” y yo abandoné el local ante la perplejidad de la camarera.
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septiembre 22, 2009

¿Y tú gritas poeta, amiga argentina?



¡Poeta!, gritas al otro lado del mar.

¿Y tú me lo llamas desde tan lejos?

Mis coplas sólo son tus deseos de amar,

palabras que en tu alma sirven de espejos,

despertando en ti tan dulce sextina.

¿Y tú gritas poeta, amiga argentina?


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septiembre 20, 2009

Denuncia: ¡¡¡Pedofilia masiva en Palestina!!!


¡¡¡DENUNCIA!!!
PEDOFILIA MASIVA EN PALESTINA
(Más información en el blog: http://mercedesmartinalfaya.blogspot.com/)


Cualquier abuso es una injusticia muy dolorosa; pero cuando se trata como en este caso : niñas víctimas de unas creencias, de un pueblo, de una familia; victimas de sus seres queridos, a uno se le retuercen las tripas de tal forma que siente vergüenza de ser persona.

Ojalá que con el tiempo, algún día aunque sea lejano, sepamos diferenciar entre lo que tenemos de animales y alimañas; por el bien de todos.

Un abrazo


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septiembre 14, 2009

¡¡¡Feliz cumpleaños, Juanma!!!


Me uno a las voces de felicitación, Juanma. Cumple feliz y cumple despacio.

Unha aperta
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septiembre 08, 2009

Tarjeta roja


Desde el blog Um Farol chamado Amizade, Tétis, Argos y Poseidon me han invitado a un desafío, al tiempo que me piden que invite a otros cinco amigos. Acepto el reto, salvo en la elección de los amigos, que no siendo capaz de elegir a unos en concreto, hago la invitación extensiva a todos aquellos que les apetezca o tengan la necesidad de sentirse árbitros durante diez tarjetas. Han de ser rojas y mostrarse con decisión y autoridad(ésto último lo añado yo para darle emoción al encuentro) :)

Mis diez Tarjetas Rojas (al final, ya embalado, se me hicieron pocas; es que ponerse en el papel de árbitro da un morbo...):

1) NO a la enfermedad ni al dolor más allá de su función de alarma. Mi admiración y mi más sincero reconocimiento a quienes se dedican a erradicarlos.

2) NO al abuso de poder, proceda de donde preceda.

3) NO al canibalismo mental; sea religioso, político, económico, etc.; que devore el entendimiento tanto del individuo como de las multitudes.

4) NO al amor que nos convierte en personas sin voluntad y nos esclaviza al antojo de otros, llámense éstos como se llamen. Sí al AMOR (y con sexo, ya es el no va más).

5) NO al trabajo, no es un bien por mucho que lo dijera Marx, ni una condena por mucho que nos castigara Dios; sino una necesidad, por desgracia, todavía imprescindible, pero no imposible de evitar; una necesidad humanamente muy costosa y que exige grandes esfuerzos y sacrificios. Al igual que en nuestras aspiraciones incluimos la felicidad, la salud, etc., deberíamos añadir dentro de nuestros objetivos el loable deseo de vivir sin trabajar. Evitar una economía que se basa en el sacrificio y sufrimiento ajenos o, en todo caso, reconvertirla y transformarla en negocios que se apoyen en la inquietud, la motivación, en logros individuales o colectivos que aporten bienestar y distracción, tanto para quienes los llevan a cabo como a quien van dirigidos. Delegar en la tecnología y el maquinismo cuanto nos sea posible nuestro mal vivir.

6) NO a la pobreza, ésta humilla y margina a quien la sufre. Si a la riqueza merecida y justa, que no sea abusiva; garantizar el futuro de nuestras generaciones es un deseo muy humano y comprensible, pero nunca a costa de un presente muerto de hambre.

7) NO a una igualdad falsa e hipócrita, que nos uniforma y convierte en números u objetos intercambiables. Sí a un derecho, una justicia, en igualdad de condiciones para todos(que sirva a las personas, no que convierta a éstas en siervos); sí al individuo y a su diversidad, a sus méritos y logros personales; siempre que éstos no sean a costa de los demás.

8) NO a una plutocracia disfrazada de democracia. Sí a un gobierno de personas, ricas o pobres, que sean inteligentes, tolerantes y, sobre todo, muy generosas y humanas.

9) NO al uso de la fuerza o violencia para imponer nuestra voluntad a otros. Sí al dialogo de encuentro y comunicación entre las personas. Sí a la palabra que ayuda e ilustra; no a una “babelia” que divide, debilita y nos condena a un estado de preguerra mental.

10) NO al silencio impuesto ni al barrullo ensordecedor. Sí a la convivencia entre el corazón y la mente.

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