Odio el queso y el pescado, me deprime que abran la puerta y se tapen las narices de asco. Más a primeras horas de la mañana, cuando se levanta el mayor de la familia. Abre, mira, con mala cara, y cierra. ¿Qué le voy hacer?, los restos del San Juan, las dichosas sardinas, ¿por qué siempre compran más de la cuenta? Da vueltas por la cocina, un cazo por aquí, una taza por allá; el mechero de la cocina está en el estante de siempre; pero hombre, el fuego se abre para la derecha. De nuevo viene y abre la puerta, mira, con mala cara, muy mala cara y cierra. Da media vuelta y se va; no, no se va, vuelve y abre de nuevo. Ahí, en la puerta, la leche está en la puerta, ¿qué coño miras dentro? Saca las sardinas y vuélvelas al mar, el queso manchego, si lo tiras rodando quizá llegue a La Mancha; pero deja ya de abrir y cerrar como si yo fuese un abanico.
Antes que el padre se despierte del todo, antes de que derrame la leche y me ponga perdida, como ocurre cuando la encuentra, aparece la madre para darle sentido a la cocina y dejarme a mí en paz. Todos los días me revisa, me cuida y procura que mi aliento no espante a los muertos. Un alivio que los fines de semana dura varias horas. Hoy fue la hija la siguiente y ésta no suele molestarme, apenas el tiempo de sacar la botella del zumo y guardarla de nuevo; ¡cuánto me gustan las botellas!, no ensucian, no huelen y si son de plástico, además de agradecidas, apenas pesan. Tan sólo falta el “play boy”; éste me dejará abierta de par en par, sin que le importe lo más mínimo mis sofocos; con él se me derriten hasta los cubitos de hielo. Menos mal que, antes o después, la voz de mi protectora se oye por toda la casa: ¡la nevera, otra vez habéis dejado la puerta de la nevera abierta!
Antes que el padre se despierte del todo, antes de que derrame la leche y me ponga perdida, como ocurre cuando la encuentra, aparece la madre para darle sentido a la cocina y dejarme a mí en paz. Todos los días me revisa, me cuida y procura que mi aliento no espante a los muertos. Un alivio que los fines de semana dura varias horas. Hoy fue la hija la siguiente y ésta no suele molestarme, apenas el tiempo de sacar la botella del zumo y guardarla de nuevo; ¡cuánto me gustan las botellas!, no ensucian, no huelen y si son de plástico, además de agradecidas, apenas pesan. Tan sólo falta el “play boy”; éste me dejará abierta de par en par, sin que le importe lo más mínimo mis sofocos; con él se me derriten hasta los cubitos de hielo. Menos mal que, antes o después, la voz de mi protectora se oye por toda la casa: ¡la nevera, otra vez habéis dejado la puerta de la nevera abierta!
24 comentarios:
Una nevera picarona, lindo relato, ameno.
Saludos, un gusto leerte.
Jajajaj, que feo es abrir la puerta de la heladera y que te invadan los olores! Si fuera una tendría solo botellas dentro bien cerraditas, tiene toda la razón tu heladera!
un abrazo
Si no fuera por las amas de casa.... qué corazón tenemos, nos preocupamos hasta de los electrodomésticos...
Me gustó tu idea del aliento de la heladera.. es verdad que hay que cuidarlo mucho!!!!
muy agradable de leer.
saludos afectuosos, desde aquí, que estamos hechos cubitos de hielo por el frío invierno!!!
Que relato tan rico de leer! El mundo de la cocina visto desde la nevera. Mi pobre nevera también debe estar cansanda de que la abra tanto, pero es que con este calor, ncesito agua y bien fría!
Besitos frios!
Me arrancaste la sonrisa. Bonito relato.
Yo no compro sardinas espero que mi nevera me lo agradezca.
Besotes.
Paola.
Estaba viendo la mala cara, la muy mala cara del padre, intentando orientarse entre olor a sardinas y demás elementos horrosamente olorosos. Buena gente, la madre, y ese grito, también lo lanzo yo de vez en cuando.
Muy divertido y respetuoso con los sentimientos de la nevera...
Un abrazo de colaboradora del club de amigos de elementos del frío.
;-)
¡Pobre nevera! y, lo más curioso, es que seguro que siente todo eso (cada una de ellas, grande o pequeña, moderna o anticuada). Y los olores..., ya no te digo nada del queso de Cabrales, por ejemplo.
Y, si, de vez en cuando hasta yo dejo la puerta abierta...
Pobres neveras, pobres frigoríficos de los que ya no podemos prescindir ¿qué sería de nosotros sin sus refrescantes aires interiores?.
Me inclino ante ti, sonrisa que nos dejas gratis, con todo tu buen hacer.
Unha aperta incondicional
Un repaso al hora hora del día a día neveril. Cada miembro de la família tiene su estilo, la más cariñosa, cómo no, la madre, y la chica...los hombres !ya se sabe! despistados, ni idea, el guapo play boy...la deja abierta y derretida, picarona nevera.
Todo un despliegue psicológico desde el congelador, nada frío ni distante, muy agudo. Bico, natalí
Pobre nevera. Es comprensible, la cierran y la abren tanto que acaba por aburrirse.
Un beso
Amigo Xose, me solidarizo totalmente con tu frigo.
Odio el olor dentro del él. Como si no hubuera envases para dejar todo bien tapadito.
El "niño" mayor que dices, seguro que es mi hijo mayor.
No puede eviatlo, cada vez que entra en la cocina abre el frigo. En su casa, en la mia, en la de su her,mano, de la abuela y me imagino que en la de los amigos que tenga confianza.
Y le preguntas solícito: ¿Buscas algo?
-No, no, solo miraba!!!!!
Toda la vida igual!!!!!
Muy bueno, un besito
Estupendo y sugerente relato, con un tono de erotismo.
La nevera en cada casa, es cierto, es mundo de emociones y contrastes.
Como siempre, un relato muy bueno.
Un saludo.
Al abrir el frigo esta tarde, recordaba tu relato con una sonrisa, e instintivamente me he tapado el hombro que estaba al ire...que nunca se sabe si la maquina me va a confundir con el play-boy jajajajaja.
besitos
Hola Xose.
Una buena reportera en forma de nevera me he encontrado en tu blog. Y que paciente parece. No se le escapa una. Me ha encantado como presentas a su protectora. Real a rabiar. ¿Cómo puede ser tan fácil dejarse la nevera abierta? Menos mal que las "protectoras" están siempre ahí...
Un abrazo, Xose, por este estupendo y entretenido relato.
Maat
Esta nevera, es una aficionada a la queja y la protesta, como todas.
Habria que preguntarle a ella, ya directamente, por què vino de fàbrica con su ruido.
XosèAnton, un saludo,
Tèsalo
A las neveras, les pasa lo que a las personas, para gustos los colores, pues para gustos , los alimentos, yo conocí una a la que en cambio le gustaban los quesos y los pescados.
De todas formas, vaya "tribu" la de esa Nevera, no falta personaje, para una película de Fellini.
Divertido, abrazos.
jejejej...muy original propuesta la de este sábado y la tuya, excelente juego de la imaginación!...personificar a una heladera (nevera, por allá) es más que insólito! jejeje
Un abrazo!
Gracias a todos por la visita y por los generosos comentarios. No privaros, servirse, refrescos, helados, algo de picar, un chupito, que también hay. Otro tanto hice yo cuando visité vuestras neveras.
Bikiños e apertas
leches,x0se...n0 decias que las neveras eran un ataud levantad0??? esta tuya es una chism0sa y quejica de tr0che y m0che... p0rque mira y ademas rec0n0ce...clar0 que c0n inquilin0s asi es n0rmal las quejas de la sus0dicha...
si vieras la mia...ademas que c0m0 ah0ra s0y el jefe de c0cina de casa...uff , ay, si mi nevera hablara...¡¡¡
seria pe0r que la tuya¡¡¡ sin dudarl0¡
gracias p0r esta s0nrisa que me has brindad0---.
ENHORABUENA!!!!
Querido amigo, hemos ganado todos!!!!
Ese monumento maravilloso ya es Patrimonio de la Humanidad.
Un biquiño.
Y, graciñas por tus palavras en mi blog.
si,si,al ritmo de una casa solo una mujer asi puede poner frenos de esa manera,de lo contrario estarias hecha jirones,peor aun,despidiendo ese olor nauseabundo del cual todos nos quejariamos y ninguno se animaria a solucionar.
buen relato,nos encontramos a la vuelta de cualquier lectura,saludos
Xose
Mi nevera se acaba de solidarizar con la tuya, para hacer una manifestación reivindicando sus derechos.
Pobres, lo que tienen que aguantar.
Tambien venia a felicitarte por ese nombramiento de Patrimonio de la Humanidad, a la Torre de Hercules.
Como galleguiño debes estar contentisimo, seguro.
Yo tambien estoy encantada con la noticia, y venia a ver si abrimos la nevera y sacamos algo para celebrar tan buena noticia.
!!!FELICIDADES!!!
Un paseo por tu nevera, a la que veo (intuyo) muy pendiente del desfile famliar. Menos mal que tiene una aliada que se preocupa de que le cierren la puerta; podría pasar la noche derritiéndose sin que nadie lo advirtiera.
Un abrazo entornado.
pues si vaya paseo por la nevera, estuvo bien!!!!!!
besos
Ya digo que me estáis creando cargo de conciencia. Nunca pensé que las tratáramos tan mal, y encima con la falta que nos hacen.
¿Las sardinas asadas de vuelta al mar? No creo que naden, jaja.
Un beso.
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