
¡La cucaracha, la cucaracha...., ya no puede cami...! —Era la sintonía del móvil de Pepe.—No te oigo, ya te llamaré más tarde...El ruido, los bocinazos, el atasco del mediodía en todas las ciudades, no le dejaban oír. Se apartó a una zona más tranquila para refugiase del ruido. Allí había una cabina...